Homosexualidad animal

4 min readAug 24, 2020

Recuerdo haber escuchado cuando era pequeño, en la iglesia, al sacerdote decir “la homosexualidad no es algo natural ni de Dios”. Obvio uno pequeño no entiende muy bien de que le están hablando con respecto a ese tipo de temas, más que todo porque no es del interés de uno directamente, por mi parte me criaron con la filosofía de “viva y deje vivir” así que básicamente cada uno puede hacer con su vida lo que quiera desde que no perjudique a los demás.

Ahora, si se quieren poner “leguleyos” y andar diciendo que porque a un tipo le gusten otros tipos o una tipa le gusten otras tipas los está perjudicando directamente, pues allá ustedes si se quieren complicar la vida.

Volviendo a la historia, resulta pues que mi primita, que era un año menor que yo, tenía un perrito blanco de una raza indeterminada (ósea chanda para los que viven en Colombia) pero era medio parecido a un french poodle, solo que un poquito más grande y un tanto más “brusquito” por no decir que feo. El nombre del animalito era “bambam”, lo recuerdo muy bien porque así se llamaba el hijo de Pedro y Vilma Picapiedra, esa serie de caricaturas que por esos días estaba en su furor.

Ese berraco perro era lo más dañino del mundo, además eran épocas distintas, no como ahora que al perro de la familia se le respeta más que a los humanos y prácticamente tienen más derechos que uno, no, en esa época lo alimentaban con sobrados de comida y dormía en el patio. Las cosas de la vida, ese perro parecía más sano que cualquiera de los que salen hoy por ahí a pasear de mucho pedrigree, yo sí creo que algo tiene que ver en que entre más uno consienta el animalito, más delicadito se vuelve.

Un día, llego bambam vuelto nada, como si le hubiera pegao una pela ni la más horrible. Estaba sucio completamente, con varias heridas de mordiscos y lo mas de raro, con una diarrea que no le paraba. Tan brava fue la cosa que tocó llevarlo al veterinario donde le aplicaron unas medicinas y le recomendaron al pobre animalito reposo de varios días donde casi no era capaz de comer.

La verdad a mi si me dio mucho pesar del pobre perrito, ¿Quién sabe que otro le pegaría esa pela tan brava? Pero ni modo, tocaba cuidarlo para que se mejorara rápido. Pero como les digo, donde hubiera sido un perro de mucha raza, ahí todavía estaría enfermo, hasta hospitalizado, pero este no, en menos de una semana ya estaba otra vez volándose para la calle.

Es que no llevaba ni dos días de recuperado de la pela anterior, cuando volvió igual a la casa. No, que desconsuelo tan bravo, ese desgraciado perro ¿en dónde se estaría metiendo? Ya mi tía no estaba como muy contenta de pagar veterinario cada ocho o quince días, por lo que nos lo llevamos para la casa a esperar que se recuperara, sin antes tener un plan para descubrir lo que estaba haciendo este perro.

Ah, se me olvidaba contarles: lo más raro de todo es que aparte de que llegó cascado otra vez, era de nuevo con una diarrea que no le paraba.

Bueno, esperamos que se recuperara de nuevo, lo dejamos salir a la calle y nos fuimos detrás de el a ver ¿Qué era lo que hacía? Y claro, no pasaron ni tres cuadras de ir persiguiéndolo cuando vimos una cantidad de perros detrás de él, pero no a cascarlo, sino a montársele encima. Ósea que prácticamente bambam era la “perra” del pueblo, que se dejaba dar del que fuera y claro cómo eran tantos detrás a ver que les tocaba, uno que otro en medio del trajín le mandaba el mordisco y por eso es que llegaba vuelto nada.

Ese hijuemadre perro se dejaba de todos los que le hacían fila y después de que sus compañeros quedaban satisfechos se iba para la casa a que le curaran las heridas. ¡ah! Que berraco más descarado.

Pues a partir de ese momento se le curó lo que se tenía que curar y no se lo volvió a dejar salir, aunque tristemente ya como que el daño estaba hecho, porque una enfermedad venérea que no se le pudo curar lo mató en menos de un mes. Eso le pasa por andar dándoselo a cualquiera, pero bueno, pobre perrito.

Ahí fue cuando a mi tía le toco explicarnos a mi prima y a mí, que no teníamos más de 7 años, por qué a algunos animales les gustaba los del mismo género. Por ahí derecho pude entender que eso que decía el padre “la homosexualidad no es natural” era pura pendejada. Porque si el pobre bambam que no tenía idea de dioses, religiones y todo eso le gustaban los perros era porque de alguna manera naturalmente eran cosas que solían pasar.

En conclusión, no se lo de a cualquiera porque puede terminar como bambam y por ahí derecho respete los gustos de los otros.

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Julian Montoya
Julian Montoya

Written by Julian Montoya

Soy Julian Montoya, soy de Medellín – Colombia, Ingeniero de profesión, aventurero de corazón y fotógrafo por los laditos.

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